La playa de Anakena.
Junio 09, 2019
La playa de Anakena.

Las Isla de Pascua: La playa de Anakena.

La Isla de Pascua es famosa por su misteriosa civilización, la que construyó las enormes estatuas de piedra volcánica llamadas “Moái”. La isla se encuentra en los llamados mares del sur, en las aguas del océano Pacífico Sur y es parte de las islas polinesias. Incluso sus habitantes originales son polinesios y hablan un idioma similar al tahitiano. La Isla de Pascua tiene de hecho un paisaje estéril y una vegetación pobre. Sus costas son rocosas y salvajes, formadas por una sucesión de roca volcánica negra donde se rompen las poderosas olas del Océano Pacífico. A menudo, las olas golpean en los acantilados que también alcanzan cientos de metros de altura, como sucede en los dos volcanes Rano Kau y Poike. A lo largo de las costas de la isla hay sin embargo una excepción: la playa de Anakena.

Anakena

Disfruta de esta playa de aguas cálidas, tranquilas y color turquesa, arenas coralinas blancas y palmeras, que posee como telón de fondo dos Ahus y sus respectivos Moai. Un paisaje único que no te puedes perder. Toma el sol y nada en su ribera, es la única playa de la isla oficialmente apta para el baño. Relájate en los quioscos cercanos al mar, donde podrás probar las empanadas de atún y el tradicional poe, budín dulce preparado con zapallo y harina. El balneario se caracteriza por sus cálidas aguas de color turquesa y arenas de coral, y por la presencia de los ahu Ature Huki y el Nau Nau, restaurados en 1954. Su interés además radica en que fue el lugar de los grupos expedicionarios del primer rey de la isla, Ariki Hotu Matua, originando un importante centro poblacional de notable organización social, política y cultural, tal como la escuela de “los maestros de la escritura antigua” extinguida en la actualidad. Anakena, que es la principal playa de Isla de Pascua, representa la típica estampa que todos tenemos cuando pensamos en una playa paradisíaca. Su blanca y fina arena coralina, el mar cristalino de color turquesa, sus calmadas olas y las palmeras cocoteras (traidas de Tahití hace varias décadas) la convierten en un lugar ideal para el descanso y el ocio. La playa Anakena invita a bañarse en cualquier época del año, ya que la temperatura del agua se mantiene en una media de unos agradables 20ºC, con pequeñas variaciones en el verano y el invierno. Anakena es todavía una playa bastante virgen, con pocos bañistas, sobre todo durante la mañana (los tours organizados suelen llegar por la tarde) o en temporada baja, lo que permite, en ocasiones, disfrutar a solas de este pequeño, remoto y bellísimo paraíso.

Qué hacer en Anakena

Tomar el sol sobre la arena fina y darse un baño mientras se observan los colosos de piedra centenarios, que parecen vigilar nuestro descanso, es una sensación única y sobrecogedora. ¡Cuánta historia se respira en este lugar mágico! La orilla sin apenas oleaje es ideal para el baño de niños y adultos. La transparencia del mar y unos niveles de luminosidad increíbles permiten distinguir peces de colores a simple vista y hasta rozarlos con la mano. La fauna marina se observa mejor aún bajo el agua con ayuda de gafas y tubo que se pueden alquilar en el quiosco dónde están los baños, o mejor aún con un equipo completo de buceo como el que ofrecen las agencias de submarinismo de la isla. Otras opciones son practicar la pesca de orilla, la pesca submarina o hacer kayak. Para los amantes de la fotografía les conviene saber que la mejor luz se obtiene por las mañanas, aunque la iluminación de los moai va cambiando según los meses.

Curanto comunitario en Anakena durante la Tapati

Uno de los días más concurridos y animados de Anakena es la jornada que se desarrolla durante la celebración anual de la Tapati Rapa Nui la primera quincena de Febrero. Ese día toda la comunidad rapanui invita a los visitantes a compartir un enorme curanto, que después de llevar enterrado varias horas para que se cocine la carne y las verduras, es bendecido por el párroco local y repartido gratuitamente entre los asistentes. Se respira un gran ambiente festivo, amenizado por grupos de música tradicional, puestos de artesanía y reuniones de familiares y amigos. Después del ágape, unos escogen la sombra de una palmera para descansar y echar una siesta, y otros se dirigen a la orilla de la playa para tomar el sol y refrescarse bajo las olas.